martes, 4 de septiembre de 2012

Nuevo Paradigma

 Hace tiempo que vengo con ganas de sentarme a escribir sobre ésto. ¿De qué se trata?. Sí, así de complejo es. Sarcasmo de lado y hablando en serio, es difícil sostener un título como éste. Así que se me ocurrió, dado que el tema a abordar es vastísimo, usar el blog para recopilar diferentes entradas. <Pillo, eh?>
 Lo que a continuación se presenta son reproducciones de pequeñas notas en un bolsillo de la mochila.
Veamos por dónde empezar.

 Hay un cambio. Un cambio no sólo en la gente, a nivel individuo, sino también a nivel social. Se trata de una tendencia a la liberalización, no económica ni política, cultural. Cultural y humana y el cambio va a ocurrir dentro de cada uno.
 Tampoco es algo que necesite ser respaldado por nadie. Se ve. No es coincidencia que al subir a un colectivo a la noche éste tenga luces azules y música suave. El chofer de esa unidad se sintió más cómodo poniendo de noche esa luz, y lo hizo. Y resulta agradable que se haya desprendido de esa tediosa luz de plástico blanca. Lo mismo ocurre con los espejitos labrados, los adornos e incluso esa bocina que parece un silbido. Es genial que todo eso haya tenido lugar. Es genial que ese trabajador haya hecho de su colectivo algo más acogedor, para él y para nosotros.
 Todavía no queda muy claro el cambio, pero está en eso. En algo así de pequeño. Es una nueva forma de interactuar del humano, donde el cambio es bienvenido y celebrado.

 Es una cuestión de calidad. Ya no importa la cantidad, pero aún no se dan cuenta.

 En estos momentos hay una crisis laboral importante en Buenos Aires. Las empresas no contratan a la gente que deberían tener contratada. ¿Qué está pasando? Independientemente del caso del empresario negrero que no quiere contratar porque no quiere pagar más sueldos, la modalidad en que la empresa crecía en los números ya no sirve. Ya no crecen. Hasta ahora, aumentar la cantidad aumentaba los ingresos. A mayor empleados, más producción. Tiene lógica, sentido común y respaldo empírico. Pero las empresas dejaron de crecer. Contrataron otra tanda de gente, y nada. Seguían en una meseta.
 Entonces aparece la calidad. 
 Tomemos el caso de alguna publicidad televisiva que les haya parecido interesante. Detrás del proceso de producción, empresas audiovisuales están realizando trabajos cada vez más y más complejos y con mayor dedicación -y mejores resultados-. Está bien, el producto sigue estando ahí, y ya todos lo conocen, pero es lo visual lo que cautiva. Es una nueva forma de encarar la producción: el producto ya está instalado, háganlo explotar.
 Ahora, contratar a un equipo de producción audiovisual joven, extraño, barbudo siempre les va a costar. Pero cuando los resultados ya los desborden y entren en contacto con la verdad que trato de sostener, las cosas van a ser más fáciles para todos.

 HECHO: Las apariencias son divertidas, son un juego. Nada más. Las apariencias NO importan. Como aparecen, se van.
 Enfatizado eso, continúo.

Y más interesante es pensar que si las cosas se recompensaran como se deberían recompensar, se activaría una cadena de desarrollo gigante. Donde, por decir poco, la tercerización de (seguimos con la publicidad) distintas partes de la producción alimentaría a nuevos grupos emprendedores, con nuevas ideas, nuevas dinámicas, y nuevas apariencias. 


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