viernes, 8 de junio de 2012

El primer café del día

Con cada sorbo vuelvo de a poco a la vida. La garganta se entibia y ahora las palabras se endulzan. Ya no se sienten rotos los labios, ni la boca hinchada. Ahora todo templado y dulce, de ensueño y vuelve al sueño. Porque ahí estaba ella. Y yo la saqué, le prometí calidez, y juro a los dioses que traté de dársela, pero no pude, o quizás si y no fue suficiente. De todas formas ahora volvió, por su cuenta, habiendo saldado sus historietas oníricas y disponible. Vuelvo a hablar y las palabras endulzan mis oídos. Amen-.

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