Lejos
de que su opositor sea una liebre, François Hollande venció a Nicolás Sarkozy
en las últimas elecciones presidenciales francesas. Con una carrera empezada en
1997 y pasos lentos y constantes, este personaje dedicado enteramente a la
política sacó del almohadón presidencial a la derecha para sentar en él su cuerpo
socialista.
Si bien su trayectoria se remonta más atrás
de 1997, años donde cumplió una serie de mandatos electorales en el
departamento de Corrèze, fue en ese año que alcanzó la Primera Secretaria del
Partido Socialista. Y largaron!
Sin sobresalir en ninguna de sus funciones,
se ha movido sin llamar la atención dentro de su partido; y ni hablar fuera de
él. Se codeaba con coaliciones volátiles y tan fugaces que desaparecían y
reaparecían con las estaciones.
Fue recién en 2002 que volvimos a saber de
él, cuando su pareja y colega, Ségolène Royal fue seleccionada como cabeza del
partido para enfrentarse en las elecciones contra el mismísimo Sarkozy. El
fracaso y las diferencias políticas terminaron por separarlos, luego de treinta
años juntos y cuatro hijos. Un doloroso y sacrificado diez en política.
Pasaron los años y así los escándalos
sexuales y las desacreditaciones ajenas: Dominique Strauss-Kahn, favorito por
el socialismo para enfrentar a Sarkozy, fue detenido en Estados Unidos por
abuso sexual. Esa fue la chispa. La coyuntura perfecta para que la tortuga se
hiciera notar: el discurso de un hombre calmo, de anteojos y frente ancha, ajeno a
la masacre fratricida por la que pasaba su partido, prometía unificar a la
izquierda y llevarlos a su norte.
No es fácil recibir el control de un país
involucrado en una convulsión económica; sin embargo, con pasos cortos y
firmes, buscaría establecer una política anticrisis opuesta a la de la Unión
Europea. ¿Rebeldía atrasada?
Pasaron diecisiete años desde que el último
socialista dirigía Francia. La confianza y éxito de la campaña de Hollande se
basa en ese tiempo: tiempo en que la izquierda popular fue ganando adeptos y
ahora, bajo un líder para nada radical, el apoyo que el gobierno recibirá del
pueblo será amplísimo.
Luego de una larga carrera, sabe que tiene
tiempo para rearmarse. Y que tiene apoyo y buena imagen. Un político de 57
años, sacrificado y fiel a sus ideas, constante y seguro.
La gente tiene fe en él. ¡Bonne chance, en français!
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