Imaginarse dos dimensiones, similares en
algunas cosas y diferentes en muchísimas otras, puede resultar complejo. Sin
embargo, es necesario para la comprensión del siguiente relato que sean
capaces, todos ustedes, de entender como interactúan estas dos. Realmente deseo
que a lo largo de las primeras paginas puedan entrenarse en esta
bidimensionalidad, ya que de lo contrario, gran parte de ustedes me insultaría
por escribir cosas tan incoherentes. Pero para aquellos que logren entender la
dinámica de este funcionamiento, estoy seguro les parecerá un texto de lo más
interesante y quizás quien sabe, algún que otro personaje o escena los dejara
pensando.
Es mi deseo.
Aquí va.
Su ciudad, sea cual sea. Tengan esa imagen
que la representa en su cabeza y consérvenla. ¿Hay gente en ella? Si no la hay, agreguen un lindo número de personas.
Personas haciendo su vida, sus tareas diarias, caminando, trabajando, como sea
que se los imaginen. Ahora, entre los espacios vacios entre ellas, coloquen un
segundo grupo de personas –para ayudarse
a diferenciarlos puede agregarlos con algún matiz de transparencia-.
Llamaremos a este segundo grupo los astrales para un fácil reconocimiento.
¿Quienes son? Personas. Exacto, tan
corpóreas como cualquiera. Claro, en su dimensión. Transitan la nuestra, de la
misma forma que nosotros transitamos por la suya. Viven en las mismas casas,
caminan las mismas calles y tienen los mismos trabajos. Cuando alguien, en
cualquier dimensión, compra un artefacto para su casa, por ejemplo, del “otro
lado”, otra persona hizo lo mismo. Esos son los puntos en donde ambas
dimensiones confluyen. Lo material no-animado.
¿Donde no confluyen? Pues, claramente, al
caminar no chocamos con ellos. Ni siquiera los vemos. Su realidad se mantiene
ajena a nuestra existencia, y viceversa.
Pero es aquí donde las cosas se complican;
pues un cierto grupo de personas, en ambos lados, trabajan para el contrario. ¿Que quiere decir? Existen “astrales” que trabajan entre nosotros, los “reales”
(son solo palabras). De ahí se induce, y con veracidad, que existe un grupo de
personas que están al tanto de ambas dimensiones. Yo, entre muchos otros. Pero
ya llegaremos a quien soy y que hago escribiendo esto.
Nos llamamos los “interplanos” y es nuestra
función asistir a La Institución. Ella preserva el balance en ambas
dimensiones.
Como quedó su cabeza? llena de personas más translucidas algunas
que otras y seguro se los imaginaron como algún tipo de espía o agente de
inteligencia. ¿Verdad?. No estarían del todo errados, aunque nuestra tarea no es
espiar, ni hacer ningún tipo de cuestionamiento ni inquisición sobre el
funcionamiento del sistema. Nos vamos al otro lado para trabajar, no para
pensar.
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