domingo, 10 de junio de 2012

Prólogo


  Imaginarse dos dimensiones, similares en algunas cosas y diferentes en muchísimas otras, puede resultar complejo. Sin embargo, es necesario para la comprensión del siguiente relato que sean capaces, todos ustedes, de entender como interactúan estas dos. Realmente deseo que a lo largo de las primeras paginas puedan entrenarse en esta bidimensionalidad, ya que de lo contrario, gran parte de ustedes me insultaría por escribir cosas tan incoherentes. Pero para aquellos que logren entender la dinámica de este funcionamiento, estoy seguro les parecerá un texto de lo más interesante y quizás quien sabe, algún que otro personaje o escena los dejara pensando.
  Es mi deseo.
  Aquí va.
  Su ciudad, sea cual sea. Tengan esa imagen que la representa en su cabeza y consérvenla.  ¿Hay gente en ella? Si no la hay, agreguen un lindo número de personas. Personas haciendo su vida, sus tareas diarias, caminando, trabajando, como sea que se los imaginen. Ahora, entre los espacios vacios entre ellas, coloquen un segundo grupo de personas –para ayudarse  a diferenciarlos puede agregarlos con algún matiz de transparencia-. Llamaremos a este segundo grupo los astrales para un fácil reconocimiento.
  ¿Quienes son? Personas. Exacto, tan corpóreas como cualquiera. Claro, en su dimensión. Transitan la nuestra, de la misma forma que nosotros transitamos por la suya. Viven en las mismas casas, caminan las mismas calles y tienen los mismos trabajos. Cuando alguien, en cualquier dimensión, compra un artefacto para su casa, por ejemplo, del “otro lado”, otra persona hizo lo mismo. Esos son los puntos en donde ambas dimensiones confluyen. Lo material no-animado.
  ¿Donde no confluyen? Pues, claramente, al caminar no chocamos con ellos. Ni siquiera los vemos. Su realidad se mantiene ajena a nuestra existencia, y viceversa.
  Pero es aquí donde las cosas se complican; pues un cierto grupo de personas, en ambos lados, trabajan para el contrario. ¿Que quiere decir? Existen “astrales” que trabajan entre nosotros, los “reales” (son solo palabras).        De ahí se induce, y con veracidad, que existe un grupo de personas que están al tanto de ambas dimensiones. Yo, entre muchos otros. Pero ya llegaremos a quien soy y que hago escribiendo esto.
  Nos llamamos los “interplanos” y es nuestra función asistir a La Institución. Ella preserva el balance en ambas dimensiones.
  Como quedó su cabeza?  llena de personas más translucidas algunas que otras y seguro se los imaginaron como algún tipo de espía o agente de inteligencia. ¿Verdad?. No estarían del todo errados, aunque nuestra tarea no es espiar, ni hacer ningún tipo de cuestionamiento ni inquisición sobre el funcionamiento del sistema. Nos vamos al otro lado para trabajar, no para pensar. 

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