viernes, 8 de junio de 2012

Show Must Go On


      Las ambigüedades en el rock han dado a lo largo de la historia el marco perfecto para el desenvolvimiento de una importante cantidad de malentendidos en cuanto a sus protagonistas. No sólo en sus mismas biografías, de las cuales encontramos autorizadas y no autorizadas, cuando la vida transcurrida es la misma, sino también en cuanto a sus escándalos, affaires, elecciones y compañías. Suele ocurrir que se da por sentado más de un dato como verídico, como por ejemplo, que Freddie Mercury, célebre cantante y compositor británico, encabezare la formación magistral que fue Queen. Burda mentira!  “Santos  créditos robados, Batman”, diría el joven Tapia.
            Farrokh Bulsara fue su “verdadero” nombre en términos legales. Cuando Farrokh se sentó en sus primeros pupitres, probablemente así se veía su nombre escrito en guyarití, su idioma natural: ફ્રારુક બુલ્સારા. Nacido hace apenas 65 años y pocos días más en Zanzibar, Tanzania, el pequeño practicó el culto parsi, instruido por sus padres, Jer y Bomi Bulsara. Fue criado en la India y específicamente en el internado St. Peter´s School de Bombay, donde en su primera banda, The Hectics tocaba el piano.
    A los 17 años, dada la inseguridad en la isla de Zanzibar y sus alrededores por una revolución que buscaba destronar al sultán y colocar en el poder a revolucionarios africanos, la familia entera se trasladó a Middlesex, Inglaterra. Esa fue su primera residencia imperialista.
     Es natural pensar que proviniendo de una colonia, el joven talento asiático hiciera lo posible por descreer sus prácticas zoroástricas y su procedencia persa, siendo aceptado de mejor manera entre sus pares imperiales. Sin embargo, Freddie, que desde su graduación integraría banda tras banda, de menor y muy menor escala, jamás negó sus raíces, y tampoco tenía motivos de hacerlo.
      Fue recién con la integración de Queen en 1971 y junto a Brian May, Roger Taylor y John Deacon que el panorama se volvió más vertiginoso para el joven parsi. El éxito desmedido de la banda en Gran Bretaña atrajo a las más grandes discográficas (EMI, Hollywood Records y Elektra Records, firma que en pocos años produciría también lo mejor de The Pixies, The Doors y Tom Waits, manteniéndose como la discográfica más under y musicalmente abierta del circuito comercial). Como cualquier negocio bien encarado, estas productoras buscaban el artista perfecto, sensual, musical, carismático, maleable y vendible. Fue Queen que demostró que no era necesario todo eso para tener un producto de llegada masiva y éxito apocalíptico.
     Pocos fueron los escándalos generados en torno a la privacidad de la banda y fueron ínfimos (en comparación con los niveles de media actuales) los que recaían sobre la vida de Freddie. En particular dos: la homosexualidad y el VIH. Ciertas son ambas, pero también es cierto que el mismo Freddie declaró sólo dos días antes de su muerte que padecía SIDA y jamás habló sobre su homosexualidad, pese a haber pasado los últimos seis años de su vida viviendo con su pareja. Pese a ser estos los dos únicos rumores que corrían acerca de él, siempre supo mantener su vida privada puertas para adentro, para su protección y para la de sus seres cercanos:

“Siguiendo la enorme conjetura de la prensa de las últimas dos semanas, es mi deseo confirmar que padezco sida. Sentí que era correcto mantener esta información en privado hasta el día de la fecha para proteger la privacidad de los que me rodean. Sin embargo, ha llegado la hora de que mis amigos y seguidores conozcan la verdad y espero que todos se unan a mí y a mis médicos para combatir esta terrible enfermedad. Mi privacidad ha sido siempre muy importante para mí y soy famoso por prácticamente no dar entrevistas. Esta política continuará.”
 Freddie Mercury, 22/11/1991

     Ahí encontramos esta ambigüedad, ¿era o no era Freddie Mercury homosexual? ¿Seguía practicando la religión de sus padres?  ¿porqué tanto énfasis en que sea el cantante británico de mayor éxito, cuando viene de otra patria? ¿cómo contrajo la infección?. ¿Cómo puede ser que aún hoy se conserven tantos misterios alrededor de la vida de una persona tan conocida?. Un montón de preguntas podemos hacer desde este siglo mirando hacia atrás. En palabras de un productor y  fanático de Queen que vivió su época dorada: “A nadie le importaba. El tipo (Freddie) se ponía una corona y una capa en el escenario y los ingleses se meaban. Mira si iba a hacer diferencia con quien se acostara o si era inglés o árabe”. Agrega después: “era el cantante de Queen. La cabeza de la banda. ¿Te parece poco? Nunca usó su sexualidad para ganar fama, como ahora hacen todos, nunca uso su vida privada para nada”.

"Llamarlo gay es algo muy simplista, esto sucede por darle demasiada importancia a su vida personal".
Brian May, Clarin 03/04/2010

            Una pregunta clave nos indica uno de los rasgos más fuertes de la personalidad de Freddie Mercury. ¿Cómo logró mantenerse al margen de estas cuestiones y evitar el síndrome papparazzi y vomitar toda su vida ante la primer entrevista?. Discreción. Todos los cercanos describieron en numerosas ocasiones a Freddie como un ser introvertido, discreto y hasta tímido.

“Cuando estoy en el escenario soy muy extrovertido, pero por dentro soy completamente diferente”. Freddie Mercury, 1991.

            Si bien la discreción y el sentido de privacidad lo definen en primera instancia, también lo hace el nivel de transgresión real de la banda. Y no es una transgresión de fumarse un porro y sacarse fotos drogados, es más allá de la droga. Es más allá de la política. Es más allá de la ambición del artista. Es una transgresión humana total. En 1984 Queen estuvo presente en varios conciertos realizados en Bophuthatswana, en Sudáfrica. Lo relevante de estas presentaciones, es que en Sudáfrica, para los años 80, el apartheid estaba vigente, acuñando la segregación como moneda corriente en gran parte del continente. Por esta participación, la banda recibió duras críticas por parte de revistas americanas que apoyaban indirectamente el régimen (NME)
            El 24 de noviembre de 1991, es firmado su certificado de defunción que reza “bronconeumonía complicada por el SIDA” y el mundo entero dice adiós a Freddie Mercury. A lo largo del mundo entero se organizan marchas y reuniones conmemorativas al cantante de Queen. No al parsi, no al homosexual, no al cerrado, no al introvertido, no al millonario para esa altura, ni al pobre enfermo. Al héroe, que por su fibra moral supo conservar sus cualidades en reserva hasta el último momento, que por su desempeño como artista es recordado hoy en día como un ícono del rock, en música y esencia, como una persona que entendió y protegió a su personaje en contra de muchos prejuicios infundados. “Show must go on” (“El show debe continuar”) fue interpretada hasta el final de su carrera, con maquillaje cubriendo el sarcoma que la enfermedad había hecho aparecer en su cuello. Ese es al que recordamos, con los gigantes dientes siempre perlinos, el bigote espeso, la poca estatura, la pasión al cantar, el enorme registro vocal, los pantalones de cuero, el sudor, los vasos de agua sobre el piano de cola y su única conexión con el público, al que podía tanto incitar a hacer un “pogo” asesino como ponerse a llorar desde las plateas.
      Según la religión parsi, es antinatural enterrar o velar los cuerpos en la tierra o en el agua ya que contaminan el medio. Por eso los cuerpos de los ortodoxos son dejados en torres para ser comidos por buitres y demás carroñeros y así los cuerpos vuelven a formar parte de la tierra. Su cuerpo no fue colocado en una de estas torres, pero sus cenizas fueron diseminadas por lugares que hoy en día se desconocen. Una vez más, Freddi se desvaneció en una nube de confusiones y pistas en falso. ¿Cómo velarlo o rendirle homenaje? No hace falta llevar una flor a ningún lado. Basta con conseguir una buena grabación de “Bohemian Rhapsody” o “Don´t stop me now” y dejar que los pelos se ericen al llegar al estribillo.
            Hasta siempre!!

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